One Shot: MY ANGEL...

**x_NaY!! GaRc!!A_x** Miér Sep 22, 2010 8:13 am

Chicas bno ps aki les dejo este One shot k DEFINITIVAMENTE ME ENCANTO ♥___♥ llore ii todo Sad

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ojalas les guste ^^..

Nota: Para sumergirse en la historia se recomienda oir la melodía y repetirla hasta el final.

One Shot: MY ANGEL... Myangel01

MY ANGEL (By: Bill)

Y ahí estaba ella, Bel. Mi pequeña Bel, cantando divertida aquella canción que tanto le gustaba y que solía cantar todas las mañanas antes de ir a clases.
Yo, permanecía sentado, observando cada uno de sus movimientos, observando sus gestos de chiquilla loca e irresponsable, porque en realidad lo era, aunque ella, nunca se atrevía a aceptarlo. Cada vez que la veía, una luz radiante iluminaba mis ojos; cada vez que escuchaba su voz, una sonrisa tonta se dibujaba en mi pálido rostro.

— Bill, ¿estás ahí? – preguntó como sintiendo mi presencia.
— Aquí estoy, pequeña – dije con voz armoniosa para luego ponerme de pie y caminar hacia ella lentamente.
— Quiero verte, por favor – pidió como una niña mientras su mirada me buscaba por cada rincón de aquella blanca habitación.

Traté de concentrarme y, segundos más tarde, ya era visible para sus hermosos ojos marrones que, para mi, poseían vida propia. Unos hermosos ojos jamás vistos. Sonrió al verme y procedió a enviarme un beso por el aire el cual atrapé con mis manos, llevándolo hacia mi corazón. Bel, mi protegida. Yo, su ángel. Así eran las cosas y, aunque deseara con toda mi alma poder cambiarlas, no era posible. Nací para cuidarla, y ella, nació para ser feliz, pero no a mi lado.
Llevaba siendo su guardián desde hace 3 años y desde que la vi por primera vez me enamoré perdidamente de ella. Era un amor imposible, lo sé, pero amor a fin de cuentas. Siempre había soñado con poder tocarla, poder sentirla, pero no podía hacerlo. Si lo hacía, yo, desaparecería por completo

Hoy era su cumpleaños 18, el último día como su ángel, aunque ella no lo supiera. No podría jamás causarle el mínimo de sufrimiento, nunca lo haría. Tal vez debía decirle la verdad, decirle que pasando esta noche no volvería a verme nunca más, pero era totalmente imposible encontrar las palabras exactas para no herirla, y la verdad, prefería desaparecer así sin más aunque eso, implicaría que me odiara por siempre.

— Estás pensativo hoy – soltó mientras alisaba su cerquillo con aquel aparato. En realidad, nunca comprendí porqué lo hacía, lucía perfecta igual. Yo sólo me limité a sonreír y ella continuó con lo suyo.

Pasaron algunos minutos y ya podía verla salir de su habitación pero antes de que cerrara la puerta me apresuré a hablar.

— Feliz cumpleaños, Bel – ella dio la vuelta con una sonrisa amical en sus anhelados labios.
— Creí que no lo dirías nunca – cerró la puerta y yo volví a mi estado de invisibilidad para ir tras ella.

El día transcurrió con rapidez, todos en su escuela la saludaron, la abrazaron, cómo deseaba yo poder hacer lo mismo; se notaba que todos la querían, ¿y quién no? Era perfecta.
La noche llegó, se alistó para ir de fiesta con sus amigas y opté por quedarme en casa, realmente ella me pidió que no fuera, dijo que no quería que la viera emborracharse por primera vez y, prometió, que si necesitaba algo solo llamaría mi nombre con el pensamiento.

Estuve dando vueltas por la habitación, era tarde. La busqué en mi mente y pude verla divertirse con sus amigos, todo marchaba bien. Cerca de las 5 de la madrugada, estaba de vuelta, no se encontraba tan mal. Sólo me sonrió y se metió entre las sábanas quedándose dormida.

Faltaba cada vez menos para que amaneciera, poco para desaparecer, pero necesitaba hacer algo antes, necesitaba sentir la frescura de su piel. Me acerqué con temor hacia donde dormía y rocé su mejilla con suavidad, una electricidad sobrenatural recorrió cada espacio de mi cuerpo y me alejé ipso facto. Tuve miedo, dudé, otra vez, pero ya no podía detenerme, quería volver a experimentar aquella sensación, aquella electricidad que aceleraba mi corazón. Pasé mi dedo índice por sus labios entreabiertos, eran suaves, cálidos, y llamaban a los míos los cuales no tardaron en acercarse a ellos. El primer contacto y ella abrió los ojos clavando su mirada en la mía.

— Bill – susurró temblorosa. Me atreví a callarle al unir nuestros labios nuevamente, en un beso más profundo, con ternura, con dulzura, con… amor. Sí, la amaba. La amaba con toda mi alma.
— Quiero sentirte – suplicó en tono bajo y con los ojos cerrados, pasó su mano por mi rostro pero la apartó rápidamente, a lo mejor por la frialdad de mi piel, me alejé un poco y ella me observó – No te alejes - pidió para luego besarme con extrema dulzura.

Me recosté a su lado jugando con su ondulada cabellera y besando cada parte de su cuerpo que se encontraba ya desnudo, igual que el mío.
Mi corazón latía como jamás lo había hecho, estaba en el cielo, y el único ángel aquí era ella, Bel, mi Bel. Mi ángel.
Pasó su delicada mano por mi espalda desnuda y me estremecí con el tacto. Nos miramos fijamente y ella abrió sus piernas, con vergüenza, para que yo pudiera entrar y así lo hice. Todo transcurría lentamente, el vaivén de nuestros cuerpos era perfecto y armonioso, en ningún momento pensé en placer cuando lo hicimos, ahí sólo existía amor, sólo eso.
Mi respiración se aceleraba igual que la de ella, volvimos a unir nuestros labios para luego estremecernos juntos. Besé su frente mientras sonreíamos pero luego, su mirada cambió por completo. Algo no andaba bien.

— Bill, estás… estás… desapareciendo – pronunció con la voz entrecortada y noté como una lágrima recorría su mejilla.
— Te amo, Bel. Siempre lo haré – sonreí con tristeza en mis ojos y sentí el primer rayo de sol introduciéndose por la ventana.
— Bill no. No me dejes – intentó tocar mi rostro pero sus manos traspasaron mi ya escasa imagen.
— Desde donde esté, desde donde esté voy a cuidarte - prometí para luego caer en una profunda e inmensa oscuridad, de la cual, aún no consigo liberarme.

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