Feliz Halloween: OneShot [Historia de un solo capítulo]
2 participantes
TOKIO HOTEL MEDELLIN :: OCIO :: NOVELAS
Página 1 de 1.
Feliz Halloween: OneShot [Historia de un solo capítulo]
Bien, es , como ya dije en el titulo, una historia de un solo capitulo que hice para el 31 de octubre (H)
espero que les guste a l@s que lo lean ^^
-¡IDIOTA!- dijo el pelinegro estallando en sollozos- ¡¡¡la mataste!!!
1 Hora antes
La música estridente, junto con sus saltos y sus gritos, producían un terremoto masivo en aquella habitación. Su madre, harta de tener un sismo -que sería capaz de crear Tsunamis- en su propia morada, llegó con paso decidido hasta la puerta que tenía escrito: “Prohibido el paso, especialmente al enano mocoso”.
-¡¡Baja el Volumen Catherine!!- gritó con toda su voluntad, no obstante, sus palabras no llegaron siquiera a sus propios oídos. Intentó una vez más, subiendo su tono de voz a niveles inimaginables- ¡¡ABRE LA PUERTA O BAJA EL MALDITO VOLUMEN!! ¡¡CATHERINE ELIZABETH JONES!!- La adolescente gritaba allí adentro, al parecer siguiendo el ritmo de la canción, lo que significaba que no obtendría respuesta alguna. Exasperada, Yulia optó por buscar la llave que abría esa habitación, al descubrir que su hija había cerrado con seguro la puerta. Volvió. Esta vez aún más decidida que antes a terminar con esa “música infernal”, como ella solía llamarle.
La perilla se movió, aliviándole un poco, pronto el terremoto- que ahora estaba aterrando a los vecinos, los cuales empezaban a creer que se trataba de uno verdadero- cesaría. La cerradura cedió, dando paso a una habitación en la que probablemente vivía un huracán. No dudó un solo segundo en dirigirse al estéreo y apagarlo de golpe, ni se arrepintió cuando la voz de su hija le llamaba histérica
-¡YULIA! ¡¡Es mi habitación!!- exclamó con un dejo de ira en su voz
-¡No por eso la convertirás en simulador de sismos!- respondió con el mismo tono empleado por Catherine- Mira señorita, ¡te he dicho millones de veces que puedes subir el volumen hasta un punto moderado!, ¡no que hagas conciertos aquí adentro!, ¡¿qué crees que vayan a pensar los vecinos?!
-Me vale culo lo que piensen- dijo indiferente
-¡No me contestes de esa manera”, Catherine, ¿cuántas veces te he enseñado a ser educada?- percibió que con ese comentario no llegaría a ningún lugar, teniendo en cuenta que su hija rodaba los ojos con cada palabra que ella pronunciaba, mientras murmuraba (o simulaba murmurar) frases inteligibles para su madre. Yulia suspiró, intentando así sacar la irritación que le producía discutir con su hija, y entrar a esa habitación, además, le decían siempre que contar hasta diez era efectivo. Esperó diez segundos y suspiró de nuevo, exhalando, dejando las molestias fuera. Ahora estaba ligeramente calmada, solo ligeramente- Llevaré a Danny al Mall, a conseguirle dulces, ¿quisieras venir con nosotros?
-¿Para ser la asistonta del enano?, ¿para ayudar a la sociedad consumista comprando chatarra manchatripas?, no gracias, además, tengo planes
-Cathy, ¡a ti te gustaban los dulces!
-Muy bien dicho, me gus-ta-ban, y ya te he dicho que tengo plan..- un astronauta de contextura pequeña (por no decir mínima) apareció en la alcoba, intentando quitarse el casco que llevaba puesto, el cual se asemejaba demasiado a una pecera- vete de mi habitación, mocoso
-¡No soy mocoso!- hizo un puchero- he venido a salvar a mami de las garras del mal
-Seee claro, tu y qué ejército?- el pequeño sacó una espalda de detrás suyo. Accesorio que no iba para nada con un hom..bueno, niño del espacio- Uy pero que miedo, mira, que tiemblo- exclamó irónica a su hermanito, que le enseñaba la lengua
-Basta- Yulia le dio unos leves empujones a la espalda de su pequeño, haciéndole llegar a la salida de ese manicomio- cuídate hija, no le abras a nadie, y no te vayas a poner en plan de terremoto de nuevo, o te prohíbo las salidas durante una semana, mejor aprovecha a salir hoy- salió de la habitación, cerrando de golpe la madera Bicolor.
Catherine vio alejarse a su madre y al “mocoso” por la calle, desapareciendo luego tres cuadras más allá. Ellos no volverían en no menos de dos horas, y su padre no estaría en casa hasta después del día siguiente, lo que le dejaba completamente sola, en su vivienda de 500 metros cuadrados y dos pisos. Para ella sola solita, para una adolescente, que no tenía ni mierda para hacer, que genial.
Le había mentido a Yulia, no tenía ningún plan para ese día tan comercial, puesto que sus amigas, o estaban de viaje, o no disponían de tiempo. Ahora qué se suponía que debía hacer?, no había planeado nada para fin de mes….
O tal vez sí, la verdad es que pensó en algo durante todo octubre, algo que le ponía extremadamente nerviosa… algo llamado Bill Kaulitz. Quería invitarle a salir, a ese chico tan hermoso y dulce, tan lleno de vida, tan perfecto, con todo su ser. Quería decirle cuánto le interesaba estar con él, y de seguro podría atreverse… de no ser por el hermano gemelo del chico, tan solo 10 minutos mayores que él.
Tom Kaulitz, a simple vista, parecía una persona normal, tan normal y tan físicamente perfecto como su hermano. Y es que eran extremadamente parecidos…excepto por sus miradas.
Bill, con sus ojos color almendra, ese hermoso tono café que hipnotizaba, esa mirada tan encantadora que le dedicaba cada que le veía, que le atraía , ¡que le impulsaba a preguntarle por una cita!, esa mirada… que no lograba darle la confianza suficiente cuando estaba cerca del gemelo mayor.
Sus ojos, aunque eran del mismo color -e igual de hipnotizadores-, tenían un oscuro y macabro brillo cada vez que él le miraba, y siempre lo hacía, le observaba cada vez que estaban juntos, en la misma habitación, de una forma aterradora, como si quisiera..como si quisiera matarle. El solo pensarlo le ponía la piel de gallina. Y, maldita sea, Tom siempre estaba con su hermano, como un chicle, sin dejarle nunca, menos cuando ella se encontraba cerca. Por eso nunca se atrevió a invitarle, porque la presencia de ese chico no se lo permitía. Que cobarde que era, ahora lo único que haría el resto del día sería empezar de nuevo con los malditos terremotos. “Que mierda de divertido”
•••
Afuera, ante la inminente llegada de la noche, oscura confidente, dos cuerpos, hombres, vestidos de negro desde la cabeza hasta la punta de los pies, salían de un Cadillac – tan negro como sus ropas- llegando al frente de una casa de aspecto colonial, el lugar en el que vivían los Jones
-No estoy para nada seguro de esto Tom, ¿y si le pasa algo malo?- preguntó el menor mientras se acercaba vacilante al pórtico de la edificación. quería hablar con ella, decirle que le apreciaba y que le interesaba hablar con ella y entablar una relación, pero esta no era la manera de hacerlo, aunque su gemelo le insistiera, de una forma rayante en lo molesto, que si lo era
-Por favor, ¿qué puede sucederle?, si es solo una broma- respondió Tom mostrando indiferencia, mientras cogía un puñado de dulces que había en un cesto, al lado de la casa “palpitante”- ¿quieres?
-Lo único que quiero es irme de aquí, o al menos invitarla de una forma natural a una cita NORMAL- mencionó enfatizando la última palabra con suma intensidad
-No puedes hacer eso hermanito- comentó burlescamente
-¿Por qué no?
-Primero, porque tú- le señaló con el índice cubierto de negro, como sus otros dedos y respectiva mano- no eres normal, lo que da entender que no puedes tener citas formales, ni normales..
-Y, ¿qué acaso esto es una cita?- Tom sonrió macabramente
-No, para nada- susurró tan suavemente que su hermano no pudo escuchar sonido alguno- ¡Joder!- dijo fingiendo irritación- ¡no me interrumpas cuando hablo!, lo segundo es que.. ¡ya estamos aquí!, no me hagas perder el tiempo, vivimos lejos y, fácilmente, podría estar tirándome a una “conejita” o..algo por el estilo
-No te quejes, fuiste tú, solo tú el de la idea- el de trenzas asintió, reprimiendo una sonrisa en sus labios, cómo deseaba estar dentro y atraparle- ¿Qué si sus padres están?- preguntó el otro nervioso sacándole de sus pensamientos
-¿Con la música a ese volumen?- atinó a responder- ¡no me hagas reír!, a menos que..- simuló estar meditando la situación, poco le importaba que estuvieran dentro- ¡a menos que sean sordos!, fíjate que eso puede suceder
-Eres un tonto
-Oh, me duele mucho que me digas así, gemelo mío de mi muy mía alma- Bill le observó con el semblante serio, reacio a las estúpidas bromas sin sentido de su gemelo- ya, que estás así creyendo que le pasará algo, y nada va a suceder..ahora- recordó que llevaba un puñado de dulces en su negra mano. Fue descartando uno a uno hasta toparse con el perfecto para su cometido
-¿Qué planeas hacer con eso?- su hermano no le escuchó, veía con siniestro deleite el rompemuelas multicolor que abarcaba la palma entera
-Entremos
-Das miedo – nuevamente ignoró a su gemelo, acercándose más a la puerta, e intentando abrirla, pero la cerradura de ésta se encontraba bloqueada…lógicamente
-Debí haber supuesto que no sería tan fácil- aceptó agachándose, buscando algo con la mirada
-Eso es ciertamente una señal de que no deberíamos hacer esto- dijo preocupándose por el esmero que estaba prestándole su gemelo a la situación- es mejor irnos y dejar las cosas así, Tom, te digo que..- le cortó
-Cállate, y no seas un niñato miedoso- exclamó con un tono molesto que caló los huesos del menor- Ponte la máscara- dijo autoritario, levantándose, sonriendo triunfante ante el hallazgo de un pequeño pedazo de metal debajo de una alfombra que rezaba “Feliz Halloween”
-Tom…
-Que te calles y pongas la maldita máscara- dijo metiendo la llave al cerrojo, que , tal rompecabezas, encajaban perfectamente. Hizo una mueca indescriptible, algo terrorífica, poniéndose su máscara mientras se adentraba en la casa con tanta confianza y parsimonia que parecía vivir allí desde siempre. Su hermano le seguía, vencido por la impenetrable actitud tan decidida de su hermano, se dirigían al cuarto del cual la música provenía, el ojo del huracán, el comienzo del final
•••
Las melodías se tornaban rápidamente en un tosco, seseante y molesto ruido, lastimando sus tímpanos. Cerró los ojos, como si así fuera a dejar de escuchar el ritmo agobiante que provenía del estéreo. Se estaba hartando ya de escuchar música a ese volumen ensordecedor, pero más se hartaba de su cobardía y de su poca fuerza de voluntad. ¿Cómo había sido tan estúpida como para no invitarle? ¿por qué habría de tenerle miedo al gemelo de su amado?..tal vez era solo su imaginación quien le hacía creer que él le miraba de la manera ella creía lo hacía. Podría llamar a Bill en este momento e invitarle a salir, sí, eso haría. Basta de tonterías y miedos infundados, marcaría ese teléfono y hablaría con él, ¡por supuesto que lo iba a hacer!..bien, al menos eso creía
Se levantó forzosamente, presa de la pereza, madre de todos los vicios. Abrió sus ojos lentamente, para enfocar al frente suyo otro par, cafés, muy oscuros, tantos que parecían negros, negros como la tela que se apreciaba alrededor de ellos. Intentó gritar presa del pánico que le enfundaban esas oscuras obsidianas, pero fue demasiado tarde. Su atacante le había metido a la fuerza- y quién sabe cómo lo había logrado- una pelota lo suficientemente pequeña como para rebasar la barrera dental, pero también lo necesariamente grande como para ocupar toda la cavidad bucal, dejándole incapacitada para el habla, teniendo únicamente a su servicio débiles gemidos, gemidos cargados de horror puro, al fijarse mejor en el iris del chico – porque sabía que era un chico- tenía que ser él, no había alguien más con ese iris, nadie, ni siquiera B..
-Bienvenida a tu pesadilla- pronunció con gravedad, generando escalofríos por cada rincón de su cuerpo, y de un momento a otro, no pudo ver nada más. Había alguien más allí, ¿cómo y cuándo pudo llegar detrás de ella sin notarlo?, no tuvo la más mínima idea de cómo responder la incógnita a sí misma, el caso es que ahora alguien apretaba suavemente un trapo ubicado específicamente en sus ojos, cegándole por completo
Sintió que entre las dos personas le ataban manos y pies, cayendo en cuenta que estos habían quedado paralizados por el miedo que inundaba cada átomo de su ser, desde que vio esos ojos , inyectados en sangre.
Pensó en montar resistencia, aunque luego de meditarlo unos efímeros segundos, desistió de tal idea, no podría con un chico, menos con dos. Suponiendo que la persona que se encontraba con su “secuestrador” era, en efecto, ese alguien conocido que ella creía amar, concluyó que todo eso se trataba de una fatídica broma, y que luego todos reirían, de esta jugarreta digna de Halloween. La conclusión, por más disparatada que fuera, le relajó, aflojando sus tensos músculos, incluso su lengua, notando por primera vez el sabor del objeto que llevaba en la boca. Era dulce, y a la vez amargo, podía reconocer ese sabor en cualquier lugar. Un rompemuelas, como los odiaba, jamás había podido terminar uno, su boca no era lo suficiente como para albergarlo, y, la gran cantidad de saliva que éste le producía le generaba asco. Pero dejando aparte el asunto del dulce, ¿por qué, efectivamente, era un dulce, y no algo más?. “Pregunta estúpida” se dijo a sí misma, mientras sentía que el frío de la calle llegaba hasta ella, ya estaban fuera de su casa, con paso rápido, para que los vecinos no se dieran cuenta de nada, pensó. Uno de ellos dejo de llevarla, haciendo sonar la alarma de un carro, murmuraron algo entre los dos, pero ella no pudo saber qué decían. Inmediatamente sintió que su cuerpo se separaba precipitadamente de los brazos fornidos del chico, para caer en una superficie dura y nada cómoda. No supo con exactitud dónde estaba hasta que un golpe secó sonó sobre ella, como una portezuela. El carro arrancó, y un bache en el camino le hizo rebotar un poco, haciendo que la dulce pelota que llevaba en la boca bajara aún más, hasta la faringe, impidiéndole respirar. “MIERDA”
-¡¡HUBIERAS VISTO SU CARA!!- dijo entre carcajadas, mientras se bajaba lentamente del asiento del piloto, a abrir el maletero, “pronto” pensó, reprimiendo de nuevo una sonrisa, imaginando la escena que estaría a punto de presenciar
-….- Su hermano no se sentía con ánimos de responderle nada
-Oh Vamos Bill, no seas aguafiestas, mira, solo abrimos, le decimos “FELIZ HALLOWEEN” y nos vamos- el menor estaba seguro de que ese “vamos” no la incluía a ella, siempre había un toque de maldad en todo lo que su hermano hacía, por eso jamás se alejaba de él, tenía que estar al pendiente de lo que hacía, veía, escuchaba, tenía que estar comprobando que Tom no sobrepasara los límites
-¿Y dejarla sola aquí?
-Dije vamos
-Sé que no tienes intención alguna de volver con ella- llegaron hasta la parte trasera del Cadillac
-Tampoco creo que ella quiera tenerla, como sea, recuerda, feliz halloween, a la una, a las dos, a las tres- abrió de golpe la puerta- ¡¡FELIZ!!..- su grito se apagó de golpe al hacer contacto visual con el cuerpo de la chica, que adquiría un tono azulado en su antes pálida tez, producto de una bola gigante atorada en su cuello. No pudo evitar que una sonrisa surcara sus finas facciones, ocultadas por la negra máscara
-¡IDIOTA!- gritó el pelinegro estallando en sollozos- ¡¡¡la mataste!!!- estaba histérico, intentó, con fallidos resultados, devolverle la vida a la chica. Se movía frenéticamente, nervioso y tembloroso. Estaba muerta y no habría manera de revivirle- ¡ERES UN MALDITO!, menuda broma has hecho- su voz se quebró, quitándose el antifaz para dejar de ocultar su cara, en la que se dibujaba una mueca de horror, y de profunda culpa- ¿por qué me dejé llevar? ¿por qué acepte que lo hiciéramos?- en ese momento Tom se quitó la máscara, dejando ver la horripilante mirada de extásis que llevaba desde hace unos segundos
Lo había logrado, aunque de antemano sabía que lo haría. Esa maldita zorra estaba intentando lograr algo con su hermano, no permitiría eso jamás. Bill era suyo, solo suyo, que él estuviera siempre cerca lo corroboraba, no había nadie que pudiera separarlos, hasta que esa tal Catherine llegó a sus vidas. Bill se mostraba demasiado interesado en ella, y no podía permitirse el lujo de que esa relación de solo contacto visual llegara a mayores. Por eso lo hizo, ella quería robarle a su hermano, a su gemelo, a su otra mitad, pero eso nadie podría hacerlo realidad.
-Tom – la voz horrorizada de su hermano le devolvió a la realidad. Debía ser su cara la razón por la cual éste le miraba de esa forma tan extraña- el..el du-dulce – dijo con un hilo de voz- t-tu lo planeaste..querías que muriera
-Oh, cómo puedes creer eso- dijo cínicamente, sonriendo aún- Billsito mío, este asunto solo se ha salido de las manos- mintió, acercándose al cuerpo inerte con tanta parsimonia como lo haría un asesino. Le tocó el cuello suavemente, el gélido de la piel contrarrestó el creciente ardor que desprendían sus manos. Al menor le dieron unas fortísimas ganas de devolver su almuerzo al notal lo que su hermano se disponía a lograr
-Feliz Halloween, Catherine- dijo con una sonrisa aún más frenética que las anteriores, sosteniendo es sus manos, con total admiración, un rompemuelas a medio terminar- ¿Quieres?
------
y bien, qué les parece? ^^
espero que les guste a l@s que lo lean ^^
Feliz Halloween
-¡IDIOTA!- dijo el pelinegro estallando en sollozos- ¡¡¡la mataste!!!
1 Hora antes
La música estridente, junto con sus saltos y sus gritos, producían un terremoto masivo en aquella habitación. Su madre, harta de tener un sismo -que sería capaz de crear Tsunamis- en su propia morada, llegó con paso decidido hasta la puerta que tenía escrito: “Prohibido el paso, especialmente al enano mocoso”.
-¡¡Baja el Volumen Catherine!!- gritó con toda su voluntad, no obstante, sus palabras no llegaron siquiera a sus propios oídos. Intentó una vez más, subiendo su tono de voz a niveles inimaginables- ¡¡ABRE LA PUERTA O BAJA EL MALDITO VOLUMEN!! ¡¡CATHERINE ELIZABETH JONES!!- La adolescente gritaba allí adentro, al parecer siguiendo el ritmo de la canción, lo que significaba que no obtendría respuesta alguna. Exasperada, Yulia optó por buscar la llave que abría esa habitación, al descubrir que su hija había cerrado con seguro la puerta. Volvió. Esta vez aún más decidida que antes a terminar con esa “música infernal”, como ella solía llamarle.
La perilla se movió, aliviándole un poco, pronto el terremoto- que ahora estaba aterrando a los vecinos, los cuales empezaban a creer que se trataba de uno verdadero- cesaría. La cerradura cedió, dando paso a una habitación en la que probablemente vivía un huracán. No dudó un solo segundo en dirigirse al estéreo y apagarlo de golpe, ni se arrepintió cuando la voz de su hija le llamaba histérica
-¡YULIA! ¡¡Es mi habitación!!- exclamó con un dejo de ira en su voz
-¡No por eso la convertirás en simulador de sismos!- respondió con el mismo tono empleado por Catherine- Mira señorita, ¡te he dicho millones de veces que puedes subir el volumen hasta un punto moderado!, ¡no que hagas conciertos aquí adentro!, ¡¿qué crees que vayan a pensar los vecinos?!
-Me vale culo lo que piensen- dijo indiferente
-¡No me contestes de esa manera”, Catherine, ¿cuántas veces te he enseñado a ser educada?- percibió que con ese comentario no llegaría a ningún lugar, teniendo en cuenta que su hija rodaba los ojos con cada palabra que ella pronunciaba, mientras murmuraba (o simulaba murmurar) frases inteligibles para su madre. Yulia suspiró, intentando así sacar la irritación que le producía discutir con su hija, y entrar a esa habitación, además, le decían siempre que contar hasta diez era efectivo. Esperó diez segundos y suspiró de nuevo, exhalando, dejando las molestias fuera. Ahora estaba ligeramente calmada, solo ligeramente- Llevaré a Danny al Mall, a conseguirle dulces, ¿quisieras venir con nosotros?
-¿Para ser la asistonta del enano?, ¿para ayudar a la sociedad consumista comprando chatarra manchatripas?, no gracias, además, tengo planes
-Cathy, ¡a ti te gustaban los dulces!
-Muy bien dicho, me gus-ta-ban, y ya te he dicho que tengo plan..- un astronauta de contextura pequeña (por no decir mínima) apareció en la alcoba, intentando quitarse el casco que llevaba puesto, el cual se asemejaba demasiado a una pecera- vete de mi habitación, mocoso
-¡No soy mocoso!- hizo un puchero- he venido a salvar a mami de las garras del mal
-Seee claro, tu y qué ejército?- el pequeño sacó una espalda de detrás suyo. Accesorio que no iba para nada con un hom..bueno, niño del espacio- Uy pero que miedo, mira, que tiemblo- exclamó irónica a su hermanito, que le enseñaba la lengua
-Basta- Yulia le dio unos leves empujones a la espalda de su pequeño, haciéndole llegar a la salida de ese manicomio- cuídate hija, no le abras a nadie, y no te vayas a poner en plan de terremoto de nuevo, o te prohíbo las salidas durante una semana, mejor aprovecha a salir hoy- salió de la habitación, cerrando de golpe la madera Bicolor.
Catherine vio alejarse a su madre y al “mocoso” por la calle, desapareciendo luego tres cuadras más allá. Ellos no volverían en no menos de dos horas, y su padre no estaría en casa hasta después del día siguiente, lo que le dejaba completamente sola, en su vivienda de 500 metros cuadrados y dos pisos. Para ella sola solita, para una adolescente, que no tenía ni mierda para hacer, que genial.
Le había mentido a Yulia, no tenía ningún plan para ese día tan comercial, puesto que sus amigas, o estaban de viaje, o no disponían de tiempo. Ahora qué se suponía que debía hacer?, no había planeado nada para fin de mes….
O tal vez sí, la verdad es que pensó en algo durante todo octubre, algo que le ponía extremadamente nerviosa… algo llamado Bill Kaulitz. Quería invitarle a salir, a ese chico tan hermoso y dulce, tan lleno de vida, tan perfecto, con todo su ser. Quería decirle cuánto le interesaba estar con él, y de seguro podría atreverse… de no ser por el hermano gemelo del chico, tan solo 10 minutos mayores que él.
Tom Kaulitz, a simple vista, parecía una persona normal, tan normal y tan físicamente perfecto como su hermano. Y es que eran extremadamente parecidos…excepto por sus miradas.
Bill, con sus ojos color almendra, ese hermoso tono café que hipnotizaba, esa mirada tan encantadora que le dedicaba cada que le veía, que le atraía , ¡que le impulsaba a preguntarle por una cita!, esa mirada… que no lograba darle la confianza suficiente cuando estaba cerca del gemelo mayor.
Sus ojos, aunque eran del mismo color -e igual de hipnotizadores-, tenían un oscuro y macabro brillo cada vez que él le miraba, y siempre lo hacía, le observaba cada vez que estaban juntos, en la misma habitación, de una forma aterradora, como si quisiera..como si quisiera matarle. El solo pensarlo le ponía la piel de gallina. Y, maldita sea, Tom siempre estaba con su hermano, como un chicle, sin dejarle nunca, menos cuando ella se encontraba cerca. Por eso nunca se atrevió a invitarle, porque la presencia de ese chico no se lo permitía. Que cobarde que era, ahora lo único que haría el resto del día sería empezar de nuevo con los malditos terremotos. “Que mierda de divertido”
•••
Afuera, ante la inminente llegada de la noche, oscura confidente, dos cuerpos, hombres, vestidos de negro desde la cabeza hasta la punta de los pies, salían de un Cadillac – tan negro como sus ropas- llegando al frente de una casa de aspecto colonial, el lugar en el que vivían los Jones
-No estoy para nada seguro de esto Tom, ¿y si le pasa algo malo?- preguntó el menor mientras se acercaba vacilante al pórtico de la edificación. quería hablar con ella, decirle que le apreciaba y que le interesaba hablar con ella y entablar una relación, pero esta no era la manera de hacerlo, aunque su gemelo le insistiera, de una forma rayante en lo molesto, que si lo era
-Por favor, ¿qué puede sucederle?, si es solo una broma- respondió Tom mostrando indiferencia, mientras cogía un puñado de dulces que había en un cesto, al lado de la casa “palpitante”- ¿quieres?
-Lo único que quiero es irme de aquí, o al menos invitarla de una forma natural a una cita NORMAL- mencionó enfatizando la última palabra con suma intensidad
-No puedes hacer eso hermanito- comentó burlescamente
-¿Por qué no?
-Primero, porque tú- le señaló con el índice cubierto de negro, como sus otros dedos y respectiva mano- no eres normal, lo que da entender que no puedes tener citas formales, ni normales..
-Y, ¿qué acaso esto es una cita?- Tom sonrió macabramente
-No, para nada- susurró tan suavemente que su hermano no pudo escuchar sonido alguno- ¡Joder!- dijo fingiendo irritación- ¡no me interrumpas cuando hablo!, lo segundo es que.. ¡ya estamos aquí!, no me hagas perder el tiempo, vivimos lejos y, fácilmente, podría estar tirándome a una “conejita” o..algo por el estilo
-No te quejes, fuiste tú, solo tú el de la idea- el de trenzas asintió, reprimiendo una sonrisa en sus labios, cómo deseaba estar dentro y atraparle- ¿Qué si sus padres están?- preguntó el otro nervioso sacándole de sus pensamientos
-¿Con la música a ese volumen?- atinó a responder- ¡no me hagas reír!, a menos que..- simuló estar meditando la situación, poco le importaba que estuvieran dentro- ¡a menos que sean sordos!, fíjate que eso puede suceder
-Eres un tonto
-Oh, me duele mucho que me digas así, gemelo mío de mi muy mía alma- Bill le observó con el semblante serio, reacio a las estúpidas bromas sin sentido de su gemelo- ya, que estás así creyendo que le pasará algo, y nada va a suceder..ahora- recordó que llevaba un puñado de dulces en su negra mano. Fue descartando uno a uno hasta toparse con el perfecto para su cometido
-¿Qué planeas hacer con eso?- su hermano no le escuchó, veía con siniestro deleite el rompemuelas multicolor que abarcaba la palma entera
-Entremos
-Das miedo – nuevamente ignoró a su gemelo, acercándose más a la puerta, e intentando abrirla, pero la cerradura de ésta se encontraba bloqueada…lógicamente
-Debí haber supuesto que no sería tan fácil- aceptó agachándose, buscando algo con la mirada
-Eso es ciertamente una señal de que no deberíamos hacer esto- dijo preocupándose por el esmero que estaba prestándole su gemelo a la situación- es mejor irnos y dejar las cosas así, Tom, te digo que..- le cortó
-Cállate, y no seas un niñato miedoso- exclamó con un tono molesto que caló los huesos del menor- Ponte la máscara- dijo autoritario, levantándose, sonriendo triunfante ante el hallazgo de un pequeño pedazo de metal debajo de una alfombra que rezaba “Feliz Halloween”
-Tom…
-Que te calles y pongas la maldita máscara- dijo metiendo la llave al cerrojo, que , tal rompecabezas, encajaban perfectamente. Hizo una mueca indescriptible, algo terrorífica, poniéndose su máscara mientras se adentraba en la casa con tanta confianza y parsimonia que parecía vivir allí desde siempre. Su hermano le seguía, vencido por la impenetrable actitud tan decidida de su hermano, se dirigían al cuarto del cual la música provenía, el ojo del huracán, el comienzo del final
•••
Las melodías se tornaban rápidamente en un tosco, seseante y molesto ruido, lastimando sus tímpanos. Cerró los ojos, como si así fuera a dejar de escuchar el ritmo agobiante que provenía del estéreo. Se estaba hartando ya de escuchar música a ese volumen ensordecedor, pero más se hartaba de su cobardía y de su poca fuerza de voluntad. ¿Cómo había sido tan estúpida como para no invitarle? ¿por qué habría de tenerle miedo al gemelo de su amado?..tal vez era solo su imaginación quien le hacía creer que él le miraba de la manera ella creía lo hacía. Podría llamar a Bill en este momento e invitarle a salir, sí, eso haría. Basta de tonterías y miedos infundados, marcaría ese teléfono y hablaría con él, ¡por supuesto que lo iba a hacer!..bien, al menos eso creía
Se levantó forzosamente, presa de la pereza, madre de todos los vicios. Abrió sus ojos lentamente, para enfocar al frente suyo otro par, cafés, muy oscuros, tantos que parecían negros, negros como la tela que se apreciaba alrededor de ellos. Intentó gritar presa del pánico que le enfundaban esas oscuras obsidianas, pero fue demasiado tarde. Su atacante le había metido a la fuerza- y quién sabe cómo lo había logrado- una pelota lo suficientemente pequeña como para rebasar la barrera dental, pero también lo necesariamente grande como para ocupar toda la cavidad bucal, dejándole incapacitada para el habla, teniendo únicamente a su servicio débiles gemidos, gemidos cargados de horror puro, al fijarse mejor en el iris del chico – porque sabía que era un chico- tenía que ser él, no había alguien más con ese iris, nadie, ni siquiera B..
-Bienvenida a tu pesadilla- pronunció con gravedad, generando escalofríos por cada rincón de su cuerpo, y de un momento a otro, no pudo ver nada más. Había alguien más allí, ¿cómo y cuándo pudo llegar detrás de ella sin notarlo?, no tuvo la más mínima idea de cómo responder la incógnita a sí misma, el caso es que ahora alguien apretaba suavemente un trapo ubicado específicamente en sus ojos, cegándole por completo
Sintió que entre las dos personas le ataban manos y pies, cayendo en cuenta que estos habían quedado paralizados por el miedo que inundaba cada átomo de su ser, desde que vio esos ojos , inyectados en sangre.
Pensó en montar resistencia, aunque luego de meditarlo unos efímeros segundos, desistió de tal idea, no podría con un chico, menos con dos. Suponiendo que la persona que se encontraba con su “secuestrador” era, en efecto, ese alguien conocido que ella creía amar, concluyó que todo eso se trataba de una fatídica broma, y que luego todos reirían, de esta jugarreta digna de Halloween. La conclusión, por más disparatada que fuera, le relajó, aflojando sus tensos músculos, incluso su lengua, notando por primera vez el sabor del objeto que llevaba en la boca. Era dulce, y a la vez amargo, podía reconocer ese sabor en cualquier lugar. Un rompemuelas, como los odiaba, jamás había podido terminar uno, su boca no era lo suficiente como para albergarlo, y, la gran cantidad de saliva que éste le producía le generaba asco. Pero dejando aparte el asunto del dulce, ¿por qué, efectivamente, era un dulce, y no algo más?. “Pregunta estúpida” se dijo a sí misma, mientras sentía que el frío de la calle llegaba hasta ella, ya estaban fuera de su casa, con paso rápido, para que los vecinos no se dieran cuenta de nada, pensó. Uno de ellos dejo de llevarla, haciendo sonar la alarma de un carro, murmuraron algo entre los dos, pero ella no pudo saber qué decían. Inmediatamente sintió que su cuerpo se separaba precipitadamente de los brazos fornidos del chico, para caer en una superficie dura y nada cómoda. No supo con exactitud dónde estaba hasta que un golpe secó sonó sobre ella, como una portezuela. El carro arrancó, y un bache en el camino le hizo rebotar un poco, haciendo que la dulce pelota que llevaba en la boca bajara aún más, hasta la faringe, impidiéndole respirar. “MIERDA”
-¡¡HUBIERAS VISTO SU CARA!!- dijo entre carcajadas, mientras se bajaba lentamente del asiento del piloto, a abrir el maletero, “pronto” pensó, reprimiendo de nuevo una sonrisa, imaginando la escena que estaría a punto de presenciar
-….- Su hermano no se sentía con ánimos de responderle nada
-Oh Vamos Bill, no seas aguafiestas, mira, solo abrimos, le decimos “FELIZ HALLOWEEN” y nos vamos- el menor estaba seguro de que ese “vamos” no la incluía a ella, siempre había un toque de maldad en todo lo que su hermano hacía, por eso jamás se alejaba de él, tenía que estar al pendiente de lo que hacía, veía, escuchaba, tenía que estar comprobando que Tom no sobrepasara los límites
-¿Y dejarla sola aquí?
-Dije vamos
-Sé que no tienes intención alguna de volver con ella- llegaron hasta la parte trasera del Cadillac
-Tampoco creo que ella quiera tenerla, como sea, recuerda, feliz halloween, a la una, a las dos, a las tres- abrió de golpe la puerta- ¡¡FELIZ!!..- su grito se apagó de golpe al hacer contacto visual con el cuerpo de la chica, que adquiría un tono azulado en su antes pálida tez, producto de una bola gigante atorada en su cuello. No pudo evitar que una sonrisa surcara sus finas facciones, ocultadas por la negra máscara
-¡IDIOTA!- gritó el pelinegro estallando en sollozos- ¡¡¡la mataste!!!- estaba histérico, intentó, con fallidos resultados, devolverle la vida a la chica. Se movía frenéticamente, nervioso y tembloroso. Estaba muerta y no habría manera de revivirle- ¡ERES UN MALDITO!, menuda broma has hecho- su voz se quebró, quitándose el antifaz para dejar de ocultar su cara, en la que se dibujaba una mueca de horror, y de profunda culpa- ¿por qué me dejé llevar? ¿por qué acepte que lo hiciéramos?- en ese momento Tom se quitó la máscara, dejando ver la horripilante mirada de extásis que llevaba desde hace unos segundos
Lo había logrado, aunque de antemano sabía que lo haría. Esa maldita zorra estaba intentando lograr algo con su hermano, no permitiría eso jamás. Bill era suyo, solo suyo, que él estuviera siempre cerca lo corroboraba, no había nadie que pudiera separarlos, hasta que esa tal Catherine llegó a sus vidas. Bill se mostraba demasiado interesado en ella, y no podía permitirse el lujo de que esa relación de solo contacto visual llegara a mayores. Por eso lo hizo, ella quería robarle a su hermano, a su gemelo, a su otra mitad, pero eso nadie podría hacerlo realidad.
-Tom – la voz horrorizada de su hermano le devolvió a la realidad. Debía ser su cara la razón por la cual éste le miraba de esa forma tan extraña- el..el du-dulce – dijo con un hilo de voz- t-tu lo planeaste..querías que muriera
-Oh, cómo puedes creer eso- dijo cínicamente, sonriendo aún- Billsito mío, este asunto solo se ha salido de las manos- mintió, acercándose al cuerpo inerte con tanta parsimonia como lo haría un asesino. Le tocó el cuello suavemente, el gélido de la piel contrarrestó el creciente ardor que desprendían sus manos. Al menor le dieron unas fortísimas ganas de devolver su almuerzo al notal lo que su hermano se disponía a lograr
-Feliz Halloween, Catherine- dijo con una sonrisa aún más frenética que las anteriores, sosteniendo es sus manos, con total admiración, un rompemuelas a medio terminar- ¿Quieres?
------
y bien, qué les parece? ^^
Invitado- Invitado
Re: Feliz Halloween: OneShot [Historia de un solo capítulo]
jajaja muy kaja
pero que lastima que sea de un solo capi T.T
pero que lastima que sea de un solo capi T.T
Última edición por luisitha el Vie Dic 11, 2009 11:27 am, editado 1 vez
Re: Feliz Halloween: OneShot [Historia de un solo capítulo]
Me gustooo
me gustooo
jejejeme rei mucho....
me ecnanta... es una fic d eun solo
cap.... genial....
me gustooo
jejejeme rei mucho....
me ecnanta... es una fic d eun solo
cap.... genial....
Temas similares
» NUEVO CAPITULO 36
» A tu Lado... [TP] (Capitulo 4!)
» NOOOVELAAAA! - Capitulo Nuevo!!
» CAPITULO 41
» CAPITULO 49..
» A tu Lado... [TP] (Capitulo 4!)
» NOOOVELAAAA! - Capitulo Nuevo!!
» CAPITULO 41
» CAPITULO 49..
TOKIO HOTEL MEDELLIN :: OCIO :: NOVELAS
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.