SCREAM ...

CAPITULO 18

*Luisa*

“Somos productos de la cultura y de una historia sustentada en el lenguaje. Estrictamente hablando sobre el consumo de drogas, ésta no es una situación nueva para la humanidad; podría decirse que todas las culturas han recurrido al uso de sustancias que alteran la conciencia. Sin embargo, la problemática del consumo de drogas en otras épocas difiere de la situación actual, en este caso en Alemania”.
Comencé a narrar algo acerca de mi tesis, debía quedar lo suficientemente buena así que lo mejor era empezar a trabajar en ello de una buena vez. No podía dejar de pensar en mi familia, aparte de este proyecto que tenía que llevar a cabo. Lo cierto era que se me estaba agotando el tiempo y no hallaba un caso lo suficientemente bueno como para estudiar y trabajarlo. “¿Será que realmente si sirvo como psicóloga?”, no dejaba de preguntarme; y eso hacía que la poca concentración que tenia se desperdiciara.
-Liz!!!!!!!!!!! –entraron agresivamente a la habitación y el grito casi me hace lanzar mi laptop al suelo. Volteé casi histérica, era Vale con una sonrisa de oreja a oreja.
-Por Dios, creo que eres excelente en la tarea de arruinar mi hora de trabajo-le dediqué una mirada de pocos amigos.
-No te enojes, el por qué es genial… ¿Qué tal si nos vamos de fiesta?
-no!-dije de inmediato sin pensarlo.
-¿Cómo qué no?... No sabes lo genial que va a estar, de verdad.
-Vale, y tu no entiendes que debo trabajar en mi ‘tesis de grado’-enfaticé en las palabras.
-vamos, no seas aburrida… habrán más días para que lo termines-no dejaba de sonreír.
-¿de qué es?
-con los chicos!
-¿acaso no se cansan de tanto festejar?

Sin decirme nada, más que dedicarme una mirada algo angelical, me convenció de dejar a un lado mi trabajo y salir con ellos…

Me levanté del escritorio y abrí el cajón de mis cosas en busca de un buen atuendo, luego de hallar un lindo vestido, usé un poco de maquillaje, algo de perfume y me sentí lista para salir. Esto justo en el momento en el que Gustav llegó en una camioneta para recogernos, y ahora estaba más tranquila luego de haberme quitado el peso de mi trabajo almenos por un rato. Entonces pensaba en la salida de esa noche como un método de relajación.
Para mi sorpresa, al subir al enorme automóvil, allí adentro se encontraba Bill. En el momento de poner mi primer pié dentro del coche, su mirada se chocó con la mía, alcé ambas cejas como gesto de saludo y él esbozó una media sonrisa.
-Hola-dije para todos en vos alta mientras tomaba asiento.

Vale subió tras de mí y de inmediato partimos de allí, y yo no tenía ni idea de hacia dónde íbamos, sonreí para mí misma ante este acto de locura

En un momento llegamos a un enorme lugar, el cual tenía un aspecto bastante especial desde afuera, ya a esta hora no se veían muchas personas allí pero a los alrededores, todo estaba repleto de automóviles, así que era de suponerse que todos habían entrado.

Nos encontramos con Georg y Angie que acababan de llegar en otro carro. Y entramos…



*Katty*

Días después de la noche más mágica en la historia de mi vida…

Abrí los ojos ardidos por la luz del sol a través de la ventana, tragué en seco con un nudo en la garganta. Me había levantado con el ánimo por el piso… La noche anterior había bebido y me había drogado, y solo por esta vez no recordaba lo que había sucedido. A mí alrededor yacían mis prendas de ropa en el piso de la habitación; además, olía asqueroso. Abrí la ventana de par en par y me apoyé en el marco con la vista fija al cielo… El clima estaba perfecto, era un día soleado, sentí una suave brisa chocar contra mi cuerpo apenas cubierto con la ropa interior; pero no importaba, nadie me veía. Entonces tapé mi rostro con las palmas de mis manos. No entendí por qué no podía dejar de llorar, me sentía casi desgarrar por dentro, no quería esa vida… si la quería, pero no podía llevarla, manejarla del modo en que lo estaba haciendo. Me estaba perdiendo lo más hermoso de la juventud. ¿Cuánto tiempo más podría durar aquello? … A la mierda las drogas, a la mierda los recuerdos de mi tío pervertido, a la mierda todo porque yo deseaba cambiar en ese momento.

Todo lo que era estaba perdido… ya no volvería a ser la pequeña sonriente e inocente que había sido hacía muchos años, me estaba arrastrando por la vida y ni siquiera era capaz de levantarme. Incluso estaba en un país que no era el mío…

Pasó muchísimo rato y aun no me despegaba de la ventana, era consciente del tiempo gracias a los cambios del sol y al movimiento en la avenida, pues las personas iban y venían, saliendo y entrando de sus casas. No podía entender lo que estaba sucediendo, me sentía agotada por el llanto, además estaba hambrienta y mareada.

En un momento llamaron a la puerta, con los ojos pesados volteé mi torso hacia atrás y con la voz ahogada logré preguntar quién era.
-Soy Tom… ¿te encuentras bien?
-Oh, Tom!! Si, espera… -agarré la primera prenda que tenía a la mano y me cubrí un poco-… bueno, pasa.
Vi como abrió la puerta muy despacio y en primer lugar asomó su rostro para mirar dentro de la habitación; cuando su mirada se encontró con la mía me dedicó una sonrisa. Pero mientras entraba, sin dejar de verme, su sonrisa se desvaneció de forma extraña. ¿Tan mal me veía? Fruncí el ceño pero no me moví ni un milímetro.
-¿estás bien?-preguntó en cuanto cerró la puerta.
Me limité a negar con la cabeza y bajé la mirada un poco, al menos para no tener que mirarlo más a los ojos. Tom, con mucha delicadeza, lo que parecía más un poco de temor, tomó asiento en la cama; guardando la distancia.
-¿Qué te pasa?-habló con mucha calma y su vos se escuchaba bastante suave.
-No es nada… en realidad, no lo sé.
-¿por qué no hablamos de eso, quieres? Tal vez puedas sentirte mejor.
Levanté la mirada y le dediqué una sonrisa agradecida por su ofrecimiento.
-No sé cómo hablar de esto…
-¿pero por qué luces tan triste? Digo, lo puedo ver en tus ojos… -calló por un segundo-… no llores, Katty-acarició mi mejilla refregando mis lagrimas.

No pude evitar afligirme aun mas, y un sonido agudo relució desde mi interior… me sentía helada, también.
-Oh, vamos!! –el se acercó rápidamente y me abrazó con fuerza mientras cerraba la ventana de la habitación.
-qué vergüenza, de verdad… No es nada bueno que me vean llorar-cubrí mi rostro apoyándolo en su pecho.
-no tienes por qué avergonzarte de llorar-sobó mi espalda.
-Tom-hablé con voz cortada-… no quiero que mi vida siga siendo asi. No tan oscura


Su gesto no fue diferente a apretar más sus brazos en torno a mi… era demasiado penoso y no solo el hecho de estar llorando en su regazo, es que yo también estaba semidesnuda y aferrada a su ropa. Era tan embarazoso… pero no podía dejar de hacerlo; no podía correr y buscar en el cajón algo que ponerme mientras lloraba. No! Y lo cierto es que ambas situaciones son suficientemente ridículas.
Dentro de la inconsciencia, busqué con desespero el rostro de Tom deseando el consuelo de sus labios… y fueron míos. El silencio llenó por un momento el espacio y contemplé de cerca a Tom mientras levantaba muy despacio la cabeza y alejaba delicadamente mi cabello humedecido por las lagrimas… estábamos tan cerca! Busqué su mirada hasta que se chocara con la mía de un modo perfecto y sentí la sensación de Deja Vu. Cerré los ojos a medida que sentía el roce suave de sus labios tan tibios; sin ninguna prisa, despacio.
El aliento de Tom me llenó el alma en aquel momento, y sentí sus brazos apretarme cada vez más fuerte. Rodeé su cuello con los brazos y saboreé las comisuras de sus labios, apenas rozando su sexy piercing. Pero entonces nos separamos lentamente y él cruzó su mano con la mía y me dedicó una sonrisa. Pude respirar un entorno de pura paz y una sensación de cosquillas me invadió el cuello, las orejas y la panza…
-¿Qué es lo que sucede?-me preguntó con la voz tranquila, de nuevo.
Levanté la mirada y nos vimos a los ojos a partir de ese momento, era hora de hablar con sinceridad.
-Tengo miedo… -tragué en seco. Y el acarició mi cabello.
-¿a que le temes?
-a mi misma, a mi vida… Porque no quiero seguir asi, pero a la ves siento que es el único modo de sentirme feliz las pocas veces que eso sucede.
Sonreí… y Tom también lo hizo.
-entonces vámonos!-dijo con un aire jocoso.
Abrí los ojos sorprendida..
-¿de que estas hablando?
-si vámonos… Si a lo que le temes te hace feliz, vamos a hacer que el miedo desaparezca. Solo debes seguir siendo tu misma, ¿no crees?
Reí como una tonta y dejé de flexionar las rodillas para ponerme de pie..
-¿sabes que tienes razón?
Tom asintió con mucha gracia.
Me paré directo al baño y sin pensarlo, luego de cerrar la puerta me metí en la ducha… tratando de hacerlo bastante rápido.
-me esperas!!-le pedí a Tom.
Salí con la toalla en el torso y el aun esperaba sentado en la cama observando su teléfono móvil. Me dedicó una mirada simpática y bajó de nuevo la mirada, entonces aproveché para dar la espalda y buscar un par de prendas que ponerme.
Cuando estuve lista, Tom me agarró de la mano y salimos de mi cuarto como si fuéramos una pareja, pero aun así no lucíamos como algo más que amigos…
-Tom, recuerda que no faltarás- gritó Georg cuando íbamos de salida. Tom se llevó la mano a la cabeza y volteó hacia él.
-cierto. Claro, ahora nos veremos allá-salimos, luego se dirigió hacia mi- los chicos van a una fiesta.
-vamos!!
Sonreímos y subimos al auto..
-entonces supongo que seremos los primeros en llegar –observó su reloj-oh, el tiempo está volando.
Arrancamos…
*Tom*
Entramos a la disco y de inmediato nos llevaron al lugar que Georg había escogido.. Buena elección, pensé. Eran casi las ocho de la noche y el lugar ya comenzaba a llenarse, vi algunas caras conocidas así que saludé a un par de personas.
Nos sentamos y ordené tragos para nosotros. Notaba a Katty un poco en las nubes pero en realidad ya no estaba tan mal como la había visto esa mañana, de seguro había hecho un buen trabajo.
-¿te sientes mejor, verdad?- le pregunté.
-si! Gracias a ti- se acercó y plantó un beso en mi mejilla, rozándome los labios.



En un rato llegaron todos los demás, nosotros ya teníamos un poco de tragos en la cabeza y la fiesta estaba casi en el clímax.
Katty y yo nos habíamos besado ya varias veces en frente de casi todos, ella se apenaba pero yo no le daba la mínima importancia, y la convencía de eso mismo..
-me encantas.. ya te lo había dicho, cierto?
Ella soltó una carcajada y me agarró por el brazo para ir a la pista de baile.
-y tu a mi también, ¿verdad?-sonrió con picardía y dio media vuelta
Se metió algo en la boca y entonces puse mi cabeza sobre su hombro…
-¿acaso no me invitas?
Y Ella se volteó de inmediato sin dejar de reír.
-¿estás seguro de eso?- enarcó una ceja.
Asentí riendo.
Entonces apareció una miniatura en sus dedos y la puso entre los dientes, sonrió sin dejarla caer y puso sus manos alrededor de mi cuello, la tomé por la cintura y me acerqué poquito a poco para quitársela. Katty hizo fuerza con los dientes y entonces la pastilla se partió en nuestras bocas, reí para mí mismo y entonces apreté su cadera a mi cuerpo, la tragué y continué besándola.
-¿entonces te aprovechas y me besas?-dice al terminar nuestro beso sin dejar todavía de reir.
-así es-asentí varias veces.
Planté otra vez mi boca en la suya y fue ella quien comenzó a caminar y me condujo finalmente al baño… y comencé a sentirme en un viaje. Me sentí liviano pero impulsivo, y no podía controlar los instintos ni una risa que me encantaba.
Entramos con brusquedad en una cabina y agarré sus piernas sobre las mías. Ella se quitó con rapidez su vestido y no dejaba de besarme… Todo comenzó demasiado rápido, y mientras veía que todo daba vueltas, los gemidos de Katty sonaban en otra dimensión e incluso tenían eco en mi mente… Pero asi la estaba disfrutando.
No parecíamos tener compasión de nada, a diferencia de la noche anterior, esta vez no usábamos caricias ni besos tiernos. Sentía las uñas de Katty aferrarse a mi piel casi rasgándola, y yo ya estaba sudando.
Seguramente todas las chicas que habían en ese baño justo en ese momento escucharon el grito de furia que emitió mi chica cuando llegó a su punto máximo, sonreí y con un último empujón mermé la fuerza y la velocidad de nuestro movimiento. Respiramos muy pausadamente y puse mi boca en su cuello, y entonces bajó sus piernas y se colocó el vestido de nuevo. Así que acomodé mi camisa y me subí los pantalones, nos dedicamos una sonrisa y entonces estuvimos de acuerdo en salir yo primero.
Me acomodé el cuello y salí tratando de hacer un gesto serio, habían unas chicas en el espejo riendo a hurtadillas, las miré por el rabillo del ojo y se sorprendieron al verme allí, se quedaron en completo silencio y no dejaron de verme hasta que terminé de lavarme las manos y les dediqué una sonrisa para salir y esperar allí mismo a Katty. Noté como estas mujeres trataban de buscar una cámara o algo, pero no hallaban nada que les sirviera, y yo no dejaba de reír; entonces salió Katty, se observó en el espejo por unos segundos, acomodó su traje sin bajarse las miradas ahora de encima y salió finalmente. Las pobres quedaron perplejas, y a mí se me hizo bastante cómico.

Regresamos como si nada adonde los demás... y la noche continuó bastante bien.


*Luisa*
Tomamos asiento en la sección VIP, donde ya se encontraban Tom y Katty. Era un lugar algo alejado del resto del gentío, y era muchísimo más cómodo… Cada quien ordenó lo que deseaba beber y no se necesitó mucho para que comenzara la fiesta.

-¿Cómo la estás pasando?-me preguntó Bill en un rato
-bien, la verdad. ¿y tú?
-bastante bien… -sonrió- pero vamos, tu ni siquiera has intentado bailar!
-¿bueno, dime si tú lo has hecho?
Soltamos una carcajada y bebimos una vez más.
-Tú sí que eres raro…-expresé en un segundo
-¿a qué te refieres?- alzó las cejas y fijó sus ojos en los míos.
-Digo, me hablas y en un momento me tratas de una manera totalmente diferente… No lo entiendo, en realidad.
-bueno-se encogió de hombros-… es porque a veces me estresas, pero la verdad me agradas. Lamento ser así.

Callamos por un segundo, y un mesero llegó con otra ronda de tragos… todos hablaban para todos y reíamos con cada comentario… y así pasó un rato, ellos salían a bailar y bebíamos y bebíamos. Pero yo estaba pendiente de no excederme y no ponerme ebria.

Todos corrieron a la pista de baile cuando se dieron cuenta de que el ritmo de la canción realmente era pegajoso. Bill, que seguía junto a mi me miró impresionado, pues éramos los únicos que seguíamos sentados. No pude evitar dedicarle una sonrisa y él me la devolvió de una manera cómica. En el momento no importaba nada mas… me puse de pie y lo agarré por el brazo para que nos uniéramos a la fiesta, y el accedió sin hacer protesta.

El baile era realmente extraño, esta música no tenía un paso en sí que seguir… cada quien bailaba como se le antojara, jamás la había pasado tan genial como en ese momento. Saltábamos, meneábamos la cadera, sacudíamos la cabeza y lo que fuera que se nos ocurriera para seguir el ritmo de la canción.
Estábamos allí en medio de la pista, disfrutábamos de aquel baile extraño, de repente sentí que toda la pista se movía, el mundo se me movía, podía distinguir la sonrisa de Bill, y unas cuantas personas a su alrededor, mis pies no paraban de moverse pero mi cabeza parecía simplemente perder el sentido de la orientación, sonreía sin aun poder controlar mi cuerpo, hasta que llegue a un momento en el cual perdí totalmente el equilibrio de este, de repente sentí como caí, por suerte Bill estaba bastante cerca y sus largos brazos me atraparon, su rostro quedo totalmente frente al mío y aunque no tenía mucha claridad en la vista, podía distinguir perfectamente esos ojos encantadores.

No pude hacer más que mirarlo y una leve sonrisa se levanto en mi rostro quizás algo tonta, Bill cada vez estaba más cerca. Cerré mis ojos para tratar de aclarar el panorama pero en cuanto intente abrirlos de nuevo sus labios y estaban puestos en los míos.

*Kate*
-Siento que en mi vida no hay algo más hermoso que tu… Eres mi todo, Kate…
-Andreas!!-me recosté en su hombro mientras el acariciaba la palma de mi mano- que bello…
-es que… no soporto lo que está sucediendo en casa, todos están locos… Y vengo contigo, y todo cambia, ¿entiendes? Tú eres… mi calma, me das todo lo que puedo pedir, Kate… Te amo.
Cerré los ojos y sonreí ante sus palabras…
-¿sabes? … no sé qué puedo decirte. Simplemente, siento que esto tiene que ser para siempre… Andreas…-no pude evitar que mis ojos se llenaran de lagrimas, sin embargo, oculté mi rostro entre su pecho. Sentí sus manos alrededor de mi espalda y suspiró.
-deberíamos irnos ya, los chicos están esperando.
-oh cierto, no lo recordaba.
-llegaremos tarde-dijo él.
-¿Qué tal si mejor nos quedamos aquí… entre las sabanas?-lo miré con picardía, cambiando mi posición.
-me encantaría. Pero deberíamos ir con ellos.
Me levanté un poco más y lo besé con ternura, Andreas me devolvió el beso sin reproche, entonces quise que ese momento fuera eterno.
-mejor nos quedamos-dijo entre el beso.
Sonreí satisfecha al salirme con la mía, y me lancé hacia él para darle un fuerte abrazo.